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Mostrando entradas de junio, 2011

Pedro Páramo

"Me senté a esperar la muerte. Después que te encontramos a ti, se resolvieron mis huesos a quedarse quietos. "Nadie me hará caso", pensé. Soy algo que no le estorba a nadie. Ya ves, ni siquiera le robé el espacio a la tierra. Me enterraron en tu misma sepultura y cupe muy bien en el hueco de tus brazos. Aqui en este rincón donde me tienes ahora. Sólo se me ocurre que debería ser yo la que te tuviera abrazado a ti. ¿Oyes? Allá afuera está lloviendo. ¿No sientes el golpear de la lluvia? -Siento como si alguien caminara sobre nosotros. -Ya déjate de miedos. Nadie te puede dar ya miedo. Haz por pensar en cosas agradables porque vamos a estar mucho tiempo enterrados." Pero Páramo. Juan Rulfo.
¿Cómo es tu día a día?, ¿cómo soportas el tedio, la soledad?. La primavera se va y deja tras de sí el calor del sol. Yo antes era un oasis en medio del desierto, hace poco tú eras mi casa, la playa donde me refugiaba en medio de la tormenta. Entre tus brazos encontraba la paz. Sólo cuando dormía a tu lado me abandonaba al sueño más profundo. Ahora he aceptado la idea de que jamás volveré a conciliar el sueño como antes. Las almas gemelas no existen; las almas en pena si. Vuelan por encima de nuestras cabezas sin que sepamos que están ahí, como pequeñas nubecillas grises que de vez en cuando descargan un pequeño rayo que nos taladra el cerebro y el corazón. Las almas en pena tienen alas negras con grandes plumas brillantes.

Mensajes de agua

Este es un mensaje desde la sequía de un cuerpo ajado. Corrompido antaño por tus besos más ardientes. Este es un mensaje desde el dolor más profundo que encierran tus versos. Con el corazón destrozado en un puño y el alma como siempre atada a los pies. Es un mensaje de auxilio desde el desierto que esconde tu sonrisa rota; allí donde el sol abrasa más que en ningún otro sitio. Desde un lugar en sombras que se llama luna llena, con la arena de la playa que no me deja avanzar y el peso del mundo sobre mis hombros dormidos. Un mensaje que esconde muchos mensajes, que derivan en otros mensajes, para seguir haciéndose pequeñitos y terminar convertidos en espuma de mar que se tragará un pez junto con las llaves de tu casa. Y en mi cerebro aparecerá un pájaro con alas gigantescas de color nacarado, que me elevará hacia el cielo para luego dejarme caer en el olvido de las palabras, junto con las hojas de papel que ya no se usan y los bolígrafos gastados, junto a los mensajes que nunca lee
Tristeza infinita sobre la mesa, Gargantas que se desangran Por la flecha maldita de Cupido, El ángel caído. Corazones ardiendo en la papelera. Brazos quebrados Por falta de abrazos, Miradas que se pierden buscando La Palabra. ¡Cómo puedes seguir viviendo en nombre del Amor, Infierno, Si amar es morir en vida, Vivir muriendo!

Reflexiones estúpidas

Vuelo con la mirada perdida más allá de las nubes, hoy el sol me molesta, me hace llorar. Cuando estoy en paz las palabras no acuden a mi mente con tanta facilidad como me gustaría; se vuelven perezosas, parece que les cuesta salir de su escondite. Pero ahí están, siempre permanecen latentes en mi mente, adormecidas hasta que las necesito. Tengo los labios secos, será por culpa del frío. Vuelvo a mirar por la ventana; las nubes siguen ahí debajo, deshilachadas, dejando ver el mar azul más abajo aún. Parece todo tan pacífico aqui arriba. Definitivamente este está siendo un invierno muy frío, apenas se me calientan los pies. Me gustan los gatos con sus patitas de gomaespuma, parece que botan cuando andan... 3-2-11 Tf-Gc
Mi mente es un collage, está llena de ilusiones que se desvanecen; en ocasiones la llena un vacío polar, frío, cortante; pero otras veces se hincha de emociones y parece que va a explotar. La mente es un misterio para el alma, y el alma es un misterio para mi. Recorro tu espalda con mi dedo y me detengo en el hueco de la clavícula. A veces me gustaría ser muy pequeña para acurrucarme en la palma de tu mano y que sean tus pasos los que me lleven a través de la niebla. Siento tu aliento cómo susurra en mi nuca las palabras del viento, mientras tú das media vuelta y recoges los cristales del suelo. Cierro los ojos y ante mí se abre una vasta extensión de nieve y yerba gris, el cielo se viene contra mi y de pronto estoy cayendo en medio de miles de flores de algodón. Cuando regreso siento cómo me lames las heridas con tu lengua de trapo, y un pájaro se agarra del alféizar de la ventana para no caerse. La chimenea escupe fuego y el corazón cada vez late más deprisa; los músculos se tens