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Mañana

Antes solía escribir. Ahora hay una presión en el pecho que me tiene la lengua y las manos atadas y no me deja. A veces me suelta un poquito y puedo decir algo aun con la boca chiquita; una gotas se desparraman, pero sé que detrás hay un torrente que no puede salir. Quiero abrir la puerta, que salga, que no pare hasta el mar, que se diluya en el agua fría y que las nubes se lo lleven. Pero siempre se queda ahí a medio camino, como con miedo, asustado, cómodo. Y yo siento como un dolor pequeñito en el lado izquierdo, justo debajo de la clavícula que no me deja en paz, que me acecha por las noches y no me deja dormir, como un puñal clavado apenas en medio de las costillas, y quiero abrirme, desperezarme o despertarme, depende del corrector, pero no puedo. Y quiero nadar, que el agua fría me anestesie igual que a veces lo hace el aire frio de mi ciudad cuando en invierno me bajo del coche y respiro por la boca, pero no puedo. Y quiero llorar, a veces todo un mar, a veces sólo un poco, per
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Noche de agosto. Escritos viejos.

Comienzo por describir: la noche caliente, oscura, las luces titilan a lo lejos, la puerta de la terraza abierta y yo sentada en el suelo con una libreta grande y un rotulador que hace de todo menos escribir bien. Es fucsia. Ella duerme en su cuna, él cambia de canal en silencio, yo trato de volver a escribir. Él me mira de vez en cuando pensando en qué estaré pensando, sobre qué estaré escribiendo, por qué ahora, después de tanto tiempo. Sigo describiendo: de fondo se escucha el eco de una melodía, vasos entrechocando y algún coche que pasa por la calle. Es un piso alto, así que es bastante silencioso. Los vecinos en verano se portan bien, aunque por regla general no tenemos queja. Me gusta mucho cuando se oye a una chica cantando, debe ser de algún bar de los alrededores, y me gusta mucho que ahora esté abierta la puerta de la terraza y que haga calor. Es una ciudad fría y húmeda. Vengo de darme un baño en la playa. Era muy de noche y estaba muy oscuro. No sé por q

Hoy me han dado soledades

Hoy me han dado soledades, un texto del 18 de agosto de 2017 ¿A dónde se fue el tiempo?, ¿a dónde la inspiración, las ganas de escribir?, ¿dónde quedaron todas las libretas, los bolígrafos y las hojas sueltas que había por toda la casa?. Han sido sustituidas por el móvil, por las redes sociales, una niña de dos años y muchos juguetes. ¿Esto es hacerse mayor?, ¿acaso envejecer quiere decir que hay que dejar atrás cosas que nos hacían felices? Hace mucho tiempo que no encuentro un libro que me remueva, que me renueve las ganas de escribir, que me haga pensar, ni siquiera que me atrape lo suficiente para buscar cualquier hueco para leerlo. Hace muchos libros que no me acabo un libro. Hace mucho tiempo que no escribo de mí, que no me miro hacia adentro, cuando escribo lo hago sobre otra persona, esa que me roba todo el tiempo y a la que adoro; esa que tiene un blog y hasta un hastag para ella solita. Y me he dado cuenta de que cuando escribo casi siempre es una queja. Hace mucho tiem

Dos de la mañana.

La felicidad es completa cuando mi hija de casi tres meses me dedica una sonrisa al verme llegar, cuando intento dormirla a las dos de la mañana y de pronto se encuentran nuestros ojos, y me veo reflejada en su mirada azul y cuando despues de obsequiarme con sus risas se queda dormida en mis brazos. La felicidad es completa en mi casa desde hace casi tres meses. Son las noches sin dormir, la felicidad se esconde en una caja de mini calcetines, en una cocina sin limpiar, en la ropa sin planchar.  La felicidad está en los pequeños descubrimientos del día: los extraños ruidos de los bebés, el poder de los Beatles para calmar un llanto, las chupas que brillan en la oscuridad, el registro vocal en aumento de mi hija, la música de meditación para bebés, la analgesia de la teta o el poderoso foulard de porteo.  La felicidad llegó a mi casa con el frío en el invierno más cálido que recuerdo. La felicidad se llama Inés y está ahora mismo acurrucada en mi pecho. 

Verdades sobre el embarazo 2

Escribo este post entre toma y toma, más feliz que una perdiz pero sin tiempo para nada. Esta entrada iba a empezar así: " Me apresuro a escribir esta entrada porque me da a mi que Inés está al caer (o #InésIsComing, hastag que el papá creó en instagram, moderno que es). Pues bien, esto llega a su fin y estas son mis reflexiones sobre mi embarazo.  Cap4. Glorioso segundo trimestre."  Esto lo escribí la madrugada del 21 de enero, bueno, pues el día 22 a las 15:26 nacía Inés, así que no he podido centrarme para seguir escribiendo este post. Pero aquí va. Cap4. Glorioso segundo trimestre. La naturaleza es muy sabia, pero mucho, y ha creado para las embarazadas el segundo trimestre. Después de unos agotadores primeros meses, de repente llega la calma, así de golpe. De pronto te sientes estupendamente, con muchísima energía, o por lo menos eso me pasó a mi; el día se me hacía corto para hacer cosas, mi barriga incipiente me resultaba hasta bonita, la piel y el pelo estupendos, vam

Verdades sobre el embarazo

Retomo este blog en los últimos días de mi embarazo y estoy feliz, muy feliz, de eso no hay duda, en breve voy a dar a luz a una niña muy deseada. Pero antes, si me da tiempo, quiero compartir con ustedes dos, tal vez tres, mini posts acerca de las verdades del embarazo, bueno, de MIS verdades, porque cada mujer es única y cada embarazo, por supuesto, también. Así que aquí va el primero, reflexiones de julio-agosto de 2015: Verdades sobre el embarazo:  Cap 1. Sentimientos encontrados. Tengo casi 35 años y estoy embarazada de casi cuatro meses. Lo estábamos buscando, así que cuando el test dio positivo no fue una gran sorpresa o eso creí yo al principio. Pero de repente se abrió ante mí un abismo, lo primero que pensé fue que me daba mucha pereza estar en manos de médicos durante los siguientes nueve meses, o siete, mejor dicho. Después me sentí culpable por no estar lo exultante que debería y entonces me agobié mucho. La primera semana fue realmente agobiante, a lo c

Tacto

Manos que buscan Manos que agarran otras manos, aquí y allá Manos que sujetan, que aprietan Manos que se cuelan por los pliegues de la ropa que descubren hermosas imperfecciones de la piel Manos que bailan, que siguen el ritmo, que suben y bajan Manos que acarician cuellos con urgencia, que se posan con suavidad en cualquier parte Manos hambrientas Tus Mis Nuestras Manos