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Noche de agosto. Escritos viejos.

Comienzo por describir: la noche caliente, oscura, las luces titilan a lo lejos, la puerta de la terraza abierta y yo sentada en el suelo con una libreta grande y un rotulador que hace de todo menos escribir bien. Es fucsia.


Ella duerme en su cuna, él cambia de canal en silencio, yo trato de volver a escribir. Él me mira de vez en cuando pensando en qué estaré pensando, sobre qué estaré escribiendo, por qué ahora, después de tanto tiempo.


Sigo describiendo: de fondo se escucha el eco de una melodía, vasos entrechocando y algún coche que pasa por la calle. Es un piso alto, así que es bastante silencioso. Los vecinos en verano se portan bien, aunque por regla general no tenemos queja. Me gusta mucho cuando se oye a una chica cantando, debe ser de algún bar de los alrededores, y me gusta mucho que ahora esté abierta la puerta de la terraza y que haga calor. Es una ciudad fría y húmeda.


Vengo de darme un baño en la playa. Era muy de noche y estaba muy oscuro. No sé por qué me puse el bañador, podría haberme bañado desnuda, es una de las sensaciones más agradables del mundo; supongo que por el movimiento del agua contra el cuerpo, por la gordura del mar.


22/08/17

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Soy egoísta, soy curiosa, soy un artista, funambulista, corredor de fondo, feliz y triste a la vez. Soy un pez en una pecera, una tortuga bajo el sofá, un cuento a medio terminar. Tengo ganas de ti, me muero por tus huesos. Soy un globo inflado con la superficie brillante, a punto de estallar. Escribo en mi móvil al mismo tiempo que camino por la calle, si, y es probable que me choque contigo en cualquier momento un día de estos y que te haga daño. Soy una hoja que cae de un árbol por culpa del viento. Estoy en una esquina bajo mi paraguas verde viéndote pasar. Soy un perro apaleado, un día de verano azul, una noche de tormenta. Un camino de baldosas amarillas, tu escudo, tu lastre, tu colchón. Estoy aquí siempre, bajo la lluvia, soy una estatua de sal, un cruce de miradas.
Miedo, angustia, susto, escribir a lápiz, hacer borrón y cuenta nueva. Quererte, odiarte, sufrir hasta más allá de las nubes, hasta el más profundo de los océanos. Volar con alas de papel a ras de suelo, caer incendiada de golpe contra el frío mármol de mi habitación. Cuando sueño todo es grande y silencioso, cuando respiro a tu lado se me quiebra el corazón. Por la mañana lo recojo y lo pego;   y todo esto es tan inconexo… Palabras azules sobre mis pies, un libro amarillo que revienta en mi cama, unos dedos que se desperezan entre mis sábanas. El sol de la mañana entrando por la ventana y los gritos de los niños en la calle; y todo esto es tan salvaje… Respirar a veces duele, dormir a veces no es bueno. Unas copas de más en el balcón, la nieve cae en la nevera. Te cojo de la mano y me miras, nuestros dedos se entrelazan y se sueltan, como si fueran de goma blanda y resbaladiza. Los guisantes crecen por toda la ventana; y a mi me va a estallar la cabeza…