Se trataba de empezar desde cero, de que no importara el pasado, de dejar caer el lastre a nuestros pies.
Tratamos de avanzar cogidos de la mano, esquivando cada obstáculo, sin que nos importen los demás, sólo nosotros.
Nos encontramos un día en una intersección del camino que habíamos perdido y decidimos buscar uno nuevo juntos, codo a codo, paso a paso. No somos Romeo y Julieta, eso está bien, nuestro amor no es imposible ni está condenado, sino que avanza con nosotros y crece cada día más.
El capítulo no se ha cerrado, aún queda mucho por ver, aún estamos en la presentación de los personajes, lo sé, y promete; eso también lo sé.
Me asaltarán las dudas cada dos por tres, me preguntaré muchas veces qué haces conmigo, como es que soportas mis locuras. Te pediré un trozo de chocolate y tú me darás un abrazo. Y al día siguiente, o al pasar un segundo, estaré más segura que nunca, de nuevo, de que me quieres.
Quizás te deba un manual de instrucciones, no lo sé, pero en el fondo me gusta el riesgo, y por ahora no nos ha ido mal, ¿verdad?
Soy egoísta, soy curiosa, soy un artista, funambulista, corredor de fondo, feliz y triste a la vez. Soy un pez en una pecera, una tortuga bajo el sofá, un cuento a medio terminar. Tengo ganas de ti, me muero por tus huesos. Soy un globo inflado con la superficie brillante, a punto de estallar. Escribo en mi móvil al mismo tiempo que camino por la calle, si, y es probable que me choque contigo en cualquier momento un día de estos y que te haga daño. Soy una hoja que cae de un árbol por culpa del viento. Estoy en una esquina bajo mi paraguas verde viéndote pasar. Soy un perro apaleado, un día de verano azul, una noche de tormenta. Un camino de baldosas amarillas, tu escudo, tu lastre, tu colchón. Estoy aquí siempre, bajo la lluvia, soy una estatua de sal, un cruce de miradas.
Comentarios
Publicar un comentario